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FABULA - EL AGUILA Y LOS GALLOS

Dos gallos reñían por la preferencia de las gallinas; y al fin uno puso en fuga al otro.

Resignadamente se retiró el vencido a un matorral, ocultándose allí. En cambio el vencedor orgulloso se subió a una tapia alta dándose a cantar con gran estruendo.

Mas no tardó un águila en caerle y raptarlo. Desde entonces el gallo que había perdido la riña se quedo con todo el gallinero.

MORALEJA:
A quien hace alarde de sus propios éxitos, no tarda en aparecerle quien se los arrebate.

FABULA - LA ZORRA Y LAS UVAS

Estaba una zorra con mucha hambre, y al ver colgando de una parra unos deliciosos racimos de uvas, quiso atraparlos con su boca.

Mas no pudiendo alcanzarlos, se alejó diciéndose:

-- ¡ Ni me agradan, están tan verdes... !

MORALEJA:
Nunca traslades la culpa a los demás de lo que no eres capaz de alcanzar.

FABULA - EL LEÓN Y EL RATÓN


Dormía tranquilamente un león, cuando un ratón empezó a juguetear encima de su cuerpo. Despertó el león y rápidamente atrapó al ratón; y a punto de ser devorado, le pidió éste que le perdonara, prometiéndole pagarle cumplidamente llegado el momento oportuno. El león echó a reir y lo dejó marchar.

Pocos días después unos cazadores apresaron al rey de la selva y le ataron con una cuerda a un frondoso árbol. Pasó por ahí el ratoncillo, quien al oir los lamentos del león, corrió al lugar y royó la cuerda, dejándolo libre.

-- Días atrás -- le dijo --, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por tí en agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y cumplidos.

MORALEJA
Nunca desprecies las promesas de los pequeños honestos. Cuando llegue el momento las cumplirán.

FABULA - LA ZORRA Y LA CIGUEÑA


Cierta vez, una Zorra invitó insistentemente a su amiga Cigüeña, a cenar en su casa mencionándole platillos deliciosos e inolvidables. La Cigüeña, maravillada por tales manjares, acepto. Al día siguiente, fue muy alegre y con mucho apetito. Cuando llegó y se sentó en la mesa, observó que la Zorra, servia una riquísima sopa en un plato muy plano. La Cigüeña muy hambrienta, comenzó a picar y a picar la sopa, pero gracias a su largo pico, no podía comer nada y para colmo, se le escapaba la deliciosa sopa. Por otro lado, la Zorra comió con mucha alegría su sopa, incluso lamió con su hocico el plato hasta dejarlo muy limpio. La Cigüeña indignada por tal desconsideración, dijo estar llena, y se marcho. Pasado los días, la Cigüeña invitó a cenar a la Zorra, ella muy gustosa acepto. Al llegar a la casa de la Cigüeña, la Zorra ansiosa por comer esperaba, hasta que de pronto, la Cigüeña trajo la exquisita comida dentro de un largo y alto jarro de cristal, de panza ancha y boca estrecha. La Zorra confundida, intento de muchas maneras meter su hocico y lengua a la boca del jarro, pero no llegaba a la comida. Sus ganas de comer se hacían aun más enormes cuando la Cigüeña degustaba maravillada su comida. En ese momento, la Zorra hambrienta, deseaba mucho tener un pico tan largo como la Cigüeña, y así poder degustar de la apetitosa comida. Pasado un buen rato, y sin poder llegar a la comida, la Zorra ya muy rendida, renunció a aquella apetitosa comida. Se despidió de la Cigueña y se marchó pensando en la mala acción que hizo anteriormente, y el castigo bien merecido que tuvo, por no ser considerada con su amiga Cigüeña. 

Moraleja: 
No hagas a los demás lo que no quieres que ellos te hagan a ti.

FABULA - EL GATO Y EL RATON


Cierta vez, vivían en un viejo tronco de un viejo pino, un Gato come queso, un Búho dormilón, un Ratón cascanueces y también una esbelta Comadreja. Todos ellos eran famosos todos por su perversidad. Un astuto Cazador se percató que estos cuatro frecuentaban aquel tronco, pero no eran amigos. Así que se dijo: "Pondré una red al pie de este tronco, y veremos quién cae primero." Cuando amaneció, el Gato salió de su escondite en busca de comida y, sin darse cuenta, cayó en la trampa. Revolviéndose en la red, el Gato maullaba diciendo: "¡Auxilio auxilio!, ¡me han atrapado!" El Ratón que vio al gran enemigo Gato en su desdicha, saltaba de alegría en la entrada. El Gato al ver al Ratón, le suplicó: "Mi muy preciado amigo, qué bueno saber que vienes a ayudarme. Nunca dudé de tu fiel lealtad. Te tengo tanto respeto y siempre contaré contigo." "¿Qué?, entonces, ¿quieres que haga?" - Preguntó el Ratón. "Hay que desdicha, caí en desgracia cuando estaba por ir rezar por tu salud. Por piedad, roe estos nudos malévolos para poder ser libre." El Ratón dudoso, preguntó: "Y dime, ¿cómo me recompensarás?" "Te juro lealtad y ser tu fiel aliado. Mis garras estarán a tu servicio contra tus enemigos como el Búho o la comadreja que siempre están en contra de ti." El Ratón soltó una risa y dijo: "¿Tú, mi defensor?, jajajaja, si claro, que buena broma, adiós." Tras esto, el Ratón corrió hacia su agujero, pero allí, lo esperaba la Comadreja. Al intentar escapar hacia arriba del tronco, se topó con el Búho que también lo quería de aperitivo. El Ratón estaba en grave peligro por todos lados del tronco, así que decidió ir donde el Gato y roendo la malla, lo dejó en libertad. De pronto, llegó el Cazador y al ver su red rota y a las presas libres, intentó atraparlos; pero el Ratón y el Gato huyeron de inmediato. El Ratón corría muy alejado del gato, así que el felino le dijo: "¿Por qué me evades querido hermano?, ven a mis brazos. ¿Acaso crees que olvidé mi sagrada promesa? ven para demostrarte mi humilde agradecimiento." El Ratón se detuvo a cierta distancia para decirle: "¿Cómo puedo olvidar tu naturaleza malvada?. Es imposible que exista algún tratado que haga que un GATO sea agradecido. Es de tontos creer en una paz por la necesidad."

Moraleja:
Más vale ser desconfiado que amanecer engañado.  

FABULA - LA MUJER INTRATABLE

Era una mujer que era muy violenta con la personas que vivían en su casa. Un hombre, intentando ver si trataba igual a los criados del padre, la envío a su casa. Al regresar luego de varios días, el marido le preguntó a la mujer: ¿Cómo te han tratado los criados de tu padre?
La mujer le respondió: Todos los pastores me han mirado de reojo durante toda mi estadía. El hombre, en respuesta, le dijo: Si así te miraban los pastores que solo regresan en la noche, ¿como crees que te mirarán con los que pasabas el día entero?

Moraleja: 
Muchas veces, las pequeñas cosas descubren las mas grandes. Y las visibles, descubren las ocultas.

FABULA - LA ZORRA Y EL PERRO


Una zorra entró a un rebaño lleno de corderos y se acercó a un pequeño cordero. Lo acercó a su pecho y fingió acariciarlo. El perro, que cuidaba el rebaño, se dio cuenta de lo que sucedía y le dijo a la zorra:

- ¿Que crees que estás haciendo?
- Solo lo acaricio y juego un poco con el -le dijo la zorra, fingiendo cara de inocencia-.
- Pues si no quieres conocer mis caricias, ¡entonces suéltalo! -le respondió el perro-.

Moraleja:
 Al que no está preparado, sus actos le delatan.

FABULA - LA FAMILIA TOPO Y EL LIRON


Cuenta la historia, que una pequeña familia de Topos era vecina a un Lirón. El señor Lirón era un poco amargado, y un día un Topito fue a la casa del Lirón y le preguntó

- Buenas, señor, mi mamá se preguntaba si podría usted prestarnos un kilo de harina para preparar un pudin.

El señor Lirón, muy amargado y casi sin querer hacerlo, le dio el kilo de harina y le enfatizó mucho en que le debían un favor. Mas tarde, ese mismo día, regresó el topito a la casa se su vecino, pero está vez pidiendo medio kilo de azúcar. El Lirón, bastante indignado, con rabia y a propósito le entregó al topito medio kilo de sal sin decírselo.

Unas horas mas tarde, llegó toda la familia Topo a la casa del vecino. Cuando el señor Lirón abrió, vio a toda la familia con un enorme pudin diciendo:

- ¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS SEÑOR LIRÓN!!, le hemos traído este pudin para celebrar.

El señor Lirón estaba muy avergonzado por lo que había hecho, así que les dio las gracias, y aún sabiendo que estaba hecho con sal por su culpa, se lo comió sin decir una sola palabra.

Moraleja:
quien imita al que engaña se venga y no agravia.

FABULA - EL JILGUERO TIMIDO


Había una vez un Jilguero que no quería cantar. Todas las demás aves se preguntaban por qué no quería cantar, y el siempre les respondía: "Jamás cantaré para ser objeto de burla."

Un día, un Perico se le acercó al Jilguero para decirle: "¿Por qué tienes miedo? Canta, que nadie se reirá de ti." Sin embargo, el Jilguero no quiso cantar, ni tampoco le respondió nada al perico. Luego llego una Cotorra y también se le acercó al Jilguero y le dijo: "Te escuché una vez mientras cantabas en el bosque. ¡Tus cantos son hermosos! ¿Por qué no quieres cantar ahora?."

Aún así el Jilguero siguió sin decir nada. Hasta que finalmente se le acercó un Ruiseñor y comenzó a cantar de una forma muy hermosa. Sin emargo, el Jilguero siguió con apatía, así que le preguntó: "Jilguero, ¿por qué no te unes a mi en canto? Haríamos un gran dúo." Y el Jilguero le confesó sus miedos al Ruiseñor. Y este le dijo: "No importa si cantas bien o mal, eso es asunto tuyo. Pero si no cantas, ni si quiera para ti mismo, entonces no eres un Jilguero, ni eres nada."

Moraleja: 
Se tu mismo. Cumple con el propósito para el que Dios te diseñó, sin importar si esto agrada a los demás o no.

FABULA - EL PASTOR MENTIROSO


Estaba un pastor de ovejas junto con su rebaño, el cual comenzó a gritar con todas sus fuerzas: "¡Auxilio! ¡Auxilio! El lobo viene por mis ovejas". El pueblo, dejando a un lado todos sus quehaceres, acuden al llamado del joven, para darse cuenta que no es mas que una chanza pesada.

El joven vuelve a hacerlo una segunda vez, y temiendo el pueblo, volvió. Sin embargo, nuevamente no era mas que una burla. Luego gritó de nuevo, siendo esta vez verdad que el lobo estaba atacando, sin embargo el pueblo no creyó en sus gritos, por lo que la fiera terminó devorándose el rebaño.

Moraleja:
 Mentimos y mentimos, y perdemos la confianza que los demás tienen en nosotros. Cuando digamos la verdad, no nos creerán.

FABULA - LA OVEJA FALSA


Era un tiempo de invierno donde los zorros tenían mucha hambre… había uno que no aguantaba, estaba desesperado, es cierto que todos los corrales estaban altos y con muchos perros alrededor. Entonces el zorro dijo: “aquí no es cosa de ser bobo, hay que ser más vivo que los humanos”. 

Así que se fue a donde un molino, aprovecho que el molinero estaba en otro lado, se revolcó en la harina hasta quedar de color blanco. Llegó la noche y el zorro se fue acercando a un corral: “Mee, mee” balaba como oveja, salió la pastora y vio algo afuera blanco y dijo: “Se ha quedado una ovejita afuera”, abrió la puerta y metió al zorro.

Los perros ladraban y el zorro pensó: voy a esperar que se duerman igual las ovejas, luego buscaré al cordero más gordo y me lo comeré. Cuando llegue la madrugada apenas abran la puerta comienzo a correr y nadie podrá alcanzarme.

Así como el zorro lo dijo lo hizo, pero no alcanzó a salir, ya que él no contaba con el clima, ese día no salió el sol si no que llovió y la harina se le comenzó a quitar y una oveja que estaba a su lado dijo: ¿Qué oveja es esa que se despinta?, cuando ya se le quitó toda la harina al zorro, las ovejas se dieron cuenta y comenzaron a balar, entonces vinieron los perros y con muchos mordiscos lo volvieron cenizas.

Moraleja: 
No todo lo que brilla es oro.

FABULA - EL GATO Y LAS SARDINAS


Un gato llamado Wilor le encantaba comer, pero sobre todo sardinas era su plato favorito. Pero Wilor era un poco tímido y torpe muy poco solía dar con su comida preferida.

Pero su suerte cambió cuando se alejó algo más de lo habitual en su paseo, dio con un mercado de abastos que se encontraba en la zona costera. En aquel mercado los pescadores ofrecían sus mercancías y había cajas de sardinas por todos lados.

El gato de tanta hambre que tenía, no dudó en ningún momento en dejar de ser torpe y tímido para comerse a algunas de las sardinas. De este modo comenzó a perseguir a uno de los vendedores, aprovechando un momento de descuido por parte del vendedor, el gato saltó a una caja de sardinas pero su torpeza lo puso en evidencia, el vendedor no tardó en encontrar al gato en la caja de sardinas. Lo persiguió por todo el mercado lleno de rabia.

En su huida, Wilor fue a parar en un bosque con un hermoso paisaje lleno de cascadas y muchas hierbas frescas, el gato sintiéndose a salvo pensó que era el lugar ideal para comer su sardina. Pero entonces, el gato creyó ver en el agua a otro gato con una sardina aún más grande que la suya, muerto de envidia saltó al agua para quitársela.

Moraleja:
Nunca hay que ser envidioso del otro y siempre hay que valorar lo que uno tiene.


FABULA - EL CONGRESO DE LOS RATONES


Una familia de ratones habitaba en la despensa de una casa, en la casa también habitaba un enorme gato que día y noche los vigilaba, los ratones muy poco salían de la despensa ya que le tenían mucho miedo al gato.

Hasta que llegó el día, los ratones decidieron ponerle fin al problema, convocaron una asamblea a petición del jefe de los ratones que era el más viejo. El jefe de los ratones se pronunció a los presentes:

Los he reunido para buscarle fin a este problema, no podemos seguir viviendo así, esto es invivible.
¡Quiero opinar! -dijo un asistente a la asamblea- Vamos a ponerle un cascabel al gato y así todos sabremos por dónde camina el enemigo.
Esa interesante propuesta fue aceptada por todos en la asamblea entre aplausos y felicidad, ellos pensaron que con el cascabel estarían a salvo, porque su sonido avisaría la llegada del gato.
¡Silencio! -dice el jefe de los ratones, para luego opinar- Falta algo muy importante. ¿Quién de todos le va a colocar el cascabel al gato?
Al escuchar eso los ratones se quedaron en silencio, ya que no podían contestar esa pregunta. Corrieron inmediatamente a sus cuevas muy triste, con hambre y sin ninguna solución.

Moraleja: 
es más fácil proponer ideas que llevarlas a cabo.

FABULA - LAS RANITAS Y EL TRONCO TALLADO


Había una vez unas familia de ranitas que vivía en un lago, pero sentían mucho miedo por un tronco tallado que se veía en la orilla del lago, las ranitas les gustaba mucho las fiestas, eran muy divertidas, pero sentían mucho respeto por el tronco. En muchas oportunidades no hacían fiestas para no hacer tanto ruido y no molestar al tronco.

Ellas pensaban que el tronco era un monumento de alguna tribu que ya no habitaba en ese lugar, pero como no se atrevían a acercarse a él para ver bien de que se trataba, solo podían suponer y mirar de lejos su rostro serio que inspiraba autoridad.

Un día muy tormentoso con horribles truenos, el tronco cayó al lago y en ese instante las ranitas pudieron ver que era solo un tronco tallado que no podía hacerles daño. Al darse cuenta de eso comenzaron a reírse de los temores por lo que habían pasado y comenzaron a jugar con él. 

Moraleja: 
lo que por ignorancia atemoriza, a veces es solo digno de risa.

FABULA - EL BUEN TIEMPO Y LA LLUVIA


“Nunca llueve a gusto de todos” así dice el refrán, y la historia que sigue parece darle la razón. Había una secuela muy hermosa en un pueblo apartado. A la escuela iban tres perritos y tres ranitas. Ellos vivían muy cerca y eran buenos amigos. A menudo iban juntos a clase, eran muy puntuales.

Muchas veces antes de llegar a la escuela peleaban. Si el día amanecía con lluvias las ranitas se ponían felices, a diferencia de los perritos ya que se ponían rabiosos.

"¡Wiii! Que feliz estoy, nos daremos un buen baño en las charcas que la lluvia está formado." - Decía una de las ranitas.

"Que feo es cuando llueve, es un día perdido para mi, me deprime tanto la lluvia." - Dijo uno de los perritos con una cara triste. 

Cundo el día amanecía soleado un con radiante sol, sucedía todo lo contrario; los perritos no se cambiaban por nadie, se sentían felices. En cambio las ranitas estaban sin ánimos, ya que se imaginaban el calor y la sequedad que iba a torturarlas. Sé que todos se estarán preguntando que día estarían contentos los perritos y las ranitas. ¡Muy fácil! Los días que amanecían grises y fríos pero sin lluvia, que pocos días amanecía así.

Moraleja:
 Debemos aceptar la vida tal cual como se presenta, de esta manera nunca se sentirán infelices.

FABULA - EL LEON Y EL MOSQUITO


Erase una vez un león, se encontraba muy tranquilo en la selva, cuando un mosquito muy grande decidió hacerle la vida imposible.

"¡No creas que por ser más grande que yo te tengo miedo!", dijo el mosquito desafiando al león, conocido como el rey de la selva.

Luego de esas palabras, el mosquito ni corto ni perezoso, empezó a zumbar le la cabeza al león volando de un lado a otro, mientras que el león buscaba el mosquito como loco.

El león rugía de la rabia ante el atrevimiento del mosquito y a pesar de sus intentos por matarlo, el mosquito lo picaba en diferentes partes del cuerpo, hasta que el león demasiado cansado se derrumbó en el suelo.

El mosquito sintiéndose victorioso, retomó el camino por donde vino. En poco tiempo el mosquito se tropezó con una tela de araña y vencido se vio también.

Moraleja:
 No existen nunca peligros pequeños, ni tropiezos insignificantes.

FABULA - LA PULGA Y EL HOMBRE


Un hombre disfruta de un buen sueño, cuando comenzó a sentir picazón por todo el cuerpo. Molesto por la situación, buscó por toda su cama para ver qué era lo que les estaba causando tanta molestia. Tras su búsqueda encontró a una minúscula pulga y le dijo las siguientes palabras: 

- ¿Quién te crees que eres insignificante bicho, para estar picándome por todo mi cuerpo y no dejarme disfrutar de mi merecido descanso?

Fabula la Pulga y el Hombre

- Contestó la pulga: "Discúlpeme señor, no fue mi intención molestarlo de ninguna manera; le pido por favor que me deje seguir viviendo, ya que por mi pequeño tamaño no creo que lo pueda molestar mucho." El hombre riéndose de las ocurrencias de la pulga, le dijo:

- Lo siento pequeña pulga, pero no puedo hacer otra cosa que acabar con tu vida para siempre, ya que no tengo ningún motivo para seguir aguantando tus picaduras, no importa si es grande o pequeño que pueda ser el prejuicio que me causes.

Moraleja: 
todo aquel que le hace daño a otra persona, debe estar dispuesto a afrontar las consecuencias.

FABULA - EL ASTRONOMO


En un país muy lejano, donde la ciencia es muy importante para sus habitantes, había un anciano astrónomo, le gustaba realizar el mismo recorrido todas las noches para observar las estrellas.

Un día, uno de sus viejos colegas le dijo que había aparecido un extraño astro en el cielo, el anciano salió de la ciudad para poder verlo con sus propios ojos. Muy emocionado estaba el astrónomo mirando al cielo, no se dio cuenta que a pocos pasos de él había un agujero. Cuando se cayó al agujero comenzó a gritar pidiendo ayuda.

Cerca del agujero pasaba un hombre, el cual se acercó hasta el agujero para ver lo que sucedía; ya informado de lo que había ocurrido, le dijo al anciano:

"Te ayudaré a salir de ahí, pero ten mucho cuidado la próxima vez que salgas por un lugar que desconoces, tienes que estar muy atento por donde caminas ya que te puedes encontrar con cualquier cosa en el suelo."

Moraleja: 
Antes de lanzarse a la aventura, hay que conocer el lugar por el que se transita.

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