Según la
tradición oral, en la barra de Santiago vivió un ricachón de nombre Pachacutec,
el cual tenía comprometida a su hija Chasca con un príncipe de una tribu local.
Chasca, sin embargo, tenía su corazón entregado a un joven pescador de nombre Ayacetl. Ella le veía a escondidas de su padre en la playa; adonde él, además, le cantaba dulces canciones desde su balsa.
Un día nefasto, alguien disparó una flecha a Ayacetl mientras regresaba de la pesca. Un enviado de Pachacutec fue el asesino. A lo lejos Chasca observó el crimen y gritó con horror. Chasca tomó la decisión de acompañar a su amado en la muerte. Amarró una piedra a su cintura y se lanzó al agua.
Al morir Pachacutec en una noche de luna, Chasca apareció por vez primera en una canoa blanca al lado de Ayacetl, y lo hace desde entonces.
Comentario Personal: Esta quizás es de las leyendas más desconocidas de El Salvador, solamente la escuche una vez cuando estaba en el colegio y no creo q muchas personas la hayan escuchado.
3 comments
Lan leo por primera vez y no se es de el salvador wuao nunca la e escuchado
Si es de el salvador yo siendo salvadoreña es la típica leyenda que te cuentan cuando eres niño o niña cómo un cuento e incluso te lo cuentan todas las abuelitas y lo oyes mucho en la escuela
Soy salvadoreña por cierto
Es mi de mis leyendas favoritas o escuché cuando iba a 2o por primera vez
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