Esta leyenda es muy popular entre los
pescadores, moradores y visitantes de los lagos y lagunas de El Salvador.
Parece ser que el dueño de una hermosa mansión localizada en el lago de
Coatepeque salió a dar un paseo en una canoa artesanal; al estar cerca de la
isla fue arrastrado por una corriente subterránea y llevado hasta los dominios
de la diosa de agua dulce. Nunca se le volvió a ver con vida. A los pocos meses
se apareció a las personas que cuidaban su propiedad y se las heredó. Ellos
quedaron perplejos al verlo pues sus rodillas se habían ensanchado tanto que
parecían un par de balones de fútbol, al igual que sus labios y se asemejaba a
una criatura marina más que un ser humano. Las tabas son las rodillas y de ahí
proviene el nombre. El tabudo es como una especie de magnate submarino y cuando
le agrada una persona, se les aparece aparentando ser un humilde pescador y se
los lleva hasta lo más profundo del lago; a los hombres los convierte en
enormes peces de colores y a las mujeres en sirenas de agua dulce.
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